El desván de un anticuario. Arturo Michelena (1893)

domingo, 17 de octubre de 2010

A la carta

"Hotel Avila, Caracas Venezuela". Menú del 24 de Abril de 1959 (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana)


Apreciado don Arístides:
 

Pronto debo organizar un importante lanzamiento de arquitectura moderna. Como es natural, estaba preguntándome dónde celebrarlo... Y me dije: ¿qué mejor lugar que el moderno Hotel Avila, el único edificio latinoamericano de Wallace K. Harrison? Son estas arquitecturas de alto pedigree, poco conocidas, pero cruciales en nuestro repertorio, la mejor arma con que puede contar Docomomo Venezuela para iniciar su batalla.

Y aquí estoy, atreviéndome a consultarle a usted el más que peliagudo asunto del menú. Por supuesto, nada de caterings de agencia de festejos. Un discurso ilustrado bajo las buganvilias, bebidas y pasapalos junto a la piscina, el Centro Simón Bolívar, la Ciudad Universitaria, los grandes maestros, los tucanes y los mangos. Algo exquisito. ¿No cree que eso animaría a la concurrencia a una masiva inscripción en nuestro naciente capítulo?


"Hotel Avila, Caracas Venezuela". Menú, c. 1950s (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana)


Regresemos a 1959. Entonces, en las cartas diarias del restaurant del hotel, divinamente ilustradas con la flor del Flamboyant, el Cují, el Palo Negro y la Rosa de Montaña, este barullo contemporáneo de la fusión ecléctica de sabores y texturas de la cocina molecular aún ni soñaba con aparecer. Reinaba la celebración de la localidad exótica en la cocina pero, -al igual que ocurría con la arquitectura-, utilizando materiales nobles y autóctonos. Una tecnología de fogones confiables con dejos solapados de la sabiduría gastronómica de antaño, y, eso sí, con una presentación estética moderna impecable.

Consultemos el menú. ¿Qué tal, para comenzar, un cocktail de jugo de Tamarindo fresco y unos diáfanos Eggs á la russe? Aunque una tacita de Consommé Andalouse sostenida grácilmente entre las manos por los modernos asistentes no se vería mal entre los harrisonianos decorados. A continuación, para el primer plato, es difícil decidirse entre la Supreme of Redsnapper (Pargo) Sautéed with Bananas Caprice (parsley potatoes, carrots and peas, salade du jour) y el Emincée of Chicken in Cream with Spaghetti Tetrazzini.... ¡Qué fácil es sentirse como un magnate en medio de toda este slang neoyorkino escrito en San Bernardino. Nada más idóneo, ahora que la figura estrella del próximo show del MoMA sobre arquitectura latinoamericana -de acuerdo a su curador Barry Bergdoll-. no son los arquitectos, sino el propio Nelson Rockefeller, el gran mentor y amigo personal de Harrison.


Hotel Avila, Caracas. Menú del 24 de Abril de 1959 (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana)


Y a la postre, un postre. Un buen final lo haría un Coco Cream Pie. Mas dado lo vanguardista del asunto de proponer la salvaguarda de lo moderno en Venezuela, un sabor más bien agrio, como el de un Lemon Jell-O, vendría más al caso. ¿No le parece? Todo por supuesto regado con agua mineral de El Castaño.

(O más bien, arrosée).


Cordialmente,

señora Gómez


Listen to La colonna musicale
-Aldemaro Romero. Alma llanera (Dinner in Caracas, 1955)


Dear don Arístides:
 

Soon I must organize an important modern architecture launching. Naturally, I was wondering where to celebrate it... So I said to myself: What better place than the modern Hotel Avila, Wallace K. Harrison´s only Latin American building? These architectures of high pedigree, little known but crucial to our repertoire, are the best weapon with which Docomomo Venezuela can count upon to begin its battle.

And here I am, daring to consult you on the tricky matter of the menu. Of course, forget about a catering agency. An enlightened discourse under the bougainvillea, drinks and appetizers by the poolside, the Centro Simón Bolívar, the Ciudad Universitaria, the great masters, the Tucanes and the mango trees. Something exquisite. Don´t you think that this would encourage the assistants to a massive enrollment in our rising chapter?

Let´s return to 1959. Back then, in the hotels restaurant´s daily menus, divinely illustrated with drawings of the Flamboyant flower, the Cují and the Palo Negro flowers and the Mountain Rose, the actual fuzz of the eclectic fusion of flavors and textures typical of the molecular cuisine didn´t even dream yet to appear. In the kitchen ruled the celebration of exotic locations but -as happened with the architecture-, using noble and local materials. A reliable stove technology with subdued tones of an old culinary wisdom, and an impeccable modern aesthetic presentation.

Let´s take a look at the menu. What about- to begin with-, a Cocktail of fresh Tamarind Juice and a couple of diaphanous Eggs á la russe? Although a small cup of Consommé Andalouse, gracefully held in the hands by the modern audience, would not look bad among the Harrisonian décor. Right after, for the main course, is hard to choose between the Supreme of Redsnapper Sautéed with Bananas Caprice (parsley potatoes, carrots and peas, salade du jour) and the Emincée of Chicken in Cream with Spaghetti Tetrazzini... How easy it is to feel like a tycoon in the midst of all this New Yorkino slang written in San Bernardino! Nothing more appropriate, now that the star of the next MoMA show on Latin American architecture, according to its curator Barry Bergdoll, would not be the architects, but Nelson Rockefeller himself, the great mentor and personal friend of Harrison.

And la postre, a dessert. A
Coco Cream Pie would make for a good ending. But given the avantgarde quality of the event of proposing the safeguard of modernity in Venezuela, a rather sour flavor, like that of a Lemon Jell-O, would better suit the occasion. Don´t you think? Everything of course sprinkled with El Castaño mineral water.

(Or better, arrosée).
 

Cordially yours,


señora Gómez


sábado, 2 de octubre de 2010

Ars longa


Atrio de ingreso del edificio Ars longa, Avenida Victoria, 1950s 
(f. 2006, Sara Maneiro - Archivo Fundación de la Memoria Urbana). 
 

Vita brevis, ars longa
Occasio praeceps,
Experimentum periculosum,
Iudicium difficile.
 
Apreciado don Arístides: 
 

Un día en la ciudad de Caracas en los 1950s, un desconocido le puso el singular nombre de Ars longa a un edificio en una esquina de la Avenida Victoria. El nombre del autor o del propietario de dicha arquitectura pletórica de delirantes mármoles y de detalles alados permanecen por el momento perdidos.

Mas su deseo de recordar a Hipócrates, el máximo de los médicos griegos, cuando escribió en sus
Aforismos I, 1: 
 
"Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ, ὁ δὲ καιρὸς ὀξὺς, ἡ δὲ πεῖρα σφαλερὴ, ἡ δὲ κρίσις χαλεπή"
 
(traducido por Séneca en su De Brevitate Vitae como: "vitam brevem esse, longam artem"), demuestra el sentimiento fundacional presente en aquella esquina urbana por hacer perdurar para siempre el arte de hacer esta ciudad, por comunicar el espíritu esperanzador con que se hizo toda la caraqueña avenida, lanzando a la posteridad su aspiración a prolongarla más allá de la brevedad de la vida de aquellos que la ejecutaron.


Piso de mármol en arlecchino geometrico del edificio Ars longa, Avenida Victoria, 1950s (f. 2006, Sara Maneiro - Archivo Fundación de la Memoria Urbana). 
 

Hoy, el edificio
Ars longa de la Avenida Victoria es Bien de Interés Cultural de Venezuela. Pero así como el sabio aforismo hipocrático no se detuvo en su primer verso: "Vita brevis, ars longa", sino que continuó diciendo: "occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile"... : "la ocasión es única, el experimento peligroso, el juicio difícil", nosotros tampoco.

Gracias, Hipócrates. Y tú, Caracas, nunca lo olvides.


Cordialmente,

señora Gómez
 

Listen to La colonna musicale
-Gian Giacomo Carissimi (1605-1674). Vittoria, mio core!

Dear don Arístides:

One day in the city of Caracas in the 1950s, a stranger gave the singular name of Ars longa to a building in a cornersite of the Avenida Victoria. The name of the author or of the owner of this architecture,
plethoric of delirious marbles and winged details, remains still lost.

But his desire to resemble Hippocrates, the greatest of all Greek doctors, when he wrote in his
Aphorisms I, 1: 
 
 "Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ, ὁ δὲ καιρὸς ὀξὺς, ἡ δὲ πεῖρα σφαλερὴ, ἡ δὲ κρίσις χαλεπή" 
 
(translated by Seneca in his Of Brevitate Vitae as: "vitam brevem esse, longam artem), demonstrates the foundational feeling present in this urban corner to help endure the art of doing this city, to communicate the encouraging spirit with which was done this Caraquenian avenue, and launch to posterity his aspiration to make it last beyond the briefness of the life of those who executed it.

Today, the
Ars longa building on the Avenida Victoria is a Good of Cultural Interest of Venezuela. But, as the wise hippocratian aphorism did not stop at its first verse: "Vita brevis, ars longa", but continued saying: "occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile"... : "the occasion is unique, the experiment dangerous, the judgment difficult", we don´t, either.

Thanks, Hippocrates. And you, Caracas, do never forget it.


Cordially yours,

señora Gómez


Para mi padre, Otto Lima Gómez

sábado, 26 de junio de 2010

Watercolors

"Salto Angel". John Pike (Acuarela, c. 1960s)

Apreciado don Arístides:

Hace un tiempo me topé en una subasta virtual con esta acuarela del Salto Angel, aparentemente de los años sesenta. ¿Preciosa, verdad? Esperaba que estuviera de acuerdo conmigo en que debía haber sido pintada por alguien muy especial. Estaba firmada por un tal "John Pike" (ver rúbrica), y, sin más datos, me guardé la imagen en mis archivos, esperando poder mostrársela alguna vez...


Pues bien, quiere la suerte que hoy ha aparecido una segunda acuarela de este maravilloso pintor, titulada "Guri Dam, Venezuela", y, lo que es mejor, apareció junto con la reseña de la vida del hasta hoy para mí desconocido artista. Dice así:

"John Pike (1911-1979) nació en Massachusetts, y es quizás uno de los más prolíficos acuarelistas del siglo veinte. En 1933, a la edad de veintidós, fue a Jamaica, W.I., donde pasó los próximos cinco años pintando murales, haciendo publicidad para la industria del ron, y diseñando tiendas, night clubs y teatros.

"Guri Dam, Venezuela". John Pike (Acuarela, c. 1960s. 22" x 30") .

Terminó su entrenamiento como piloto antes de la Segunda Guerra Mundial y sirvió en la Psychological Warfare Branch destacado en Egipto e Italia. Luego de esa tarea, fue embarcado a las Filipinas donde fue transferido a la Combat Art Section del Cuerpo de Ingenieros como jefe de la unidad encargada de registrar la ocupación de los Estados Unidos en Corea en 1945. Muchas de las pinturas que produjo durante su tiempo en el servicio están en la Historical Properties Section del Departamento de Guerra y en la colección permanente de la Academia de las USAF.


John Pike también hizo pinturas, ilustraciones, y portadas para Colliers, Life, Fortune, True, y el Readers Digest, y pinturas publicitarias para Alcoa, Standard Oil, National Cash Register, Equitable Life Insurance, General Tire International, etc. Fue individuo de número de la National Academy of Design, del Salmagundi Club, de los Allied Artists, de la American Watercolor Society, de la Society of Illustrators, de la Woodstock Artist Association, de la Southwest Watercolor Society (Honorario), del Philadelphia Watercolor Club y de las Grand Central Galleries.


Pike recibió muchos premios por su obra durante toda su vida, y fue seleccionado por la National Gallery of Art y por la NASA para ser uno de los artistas oficiales del Apollo Moon Shot. Manejó la John Pike Watercolor School en Woodstock, N.Y. de 1960 a 1979, donde atraía a muchos artistas profesionales de todas partes de su país.
Estas acuarelas, junto con muchas otras pinturas originales de Pike, colgaban en la sede corporativa de la General Tire Corporation, en Akron, Ohio, hasta que la compañía fue comprada por Continental Tire en 1987. En los años siguientes, hubo una ‘limpieza’ de los ejecutivos originales de GTC y algunos fueron compensados con ellas. La General Tire había encargado originalmente a John Pike crear estas pinturas para incluirlas en su calendario Internacional de 1965." *


Me temo entonces -y esta es la pregunta que realmente quería hacerle-, ¿no será John Pike también el autor de esos magníficos afiches de la Gray Line que a ambos tánto nos gustan, donde aparece el Avila pintada descomunalmente grande, entre frondas de hojas de plátano?
Pero creo que con los watercolors de hoy ya es mucho. Esa deliciosa conversación la dejamos mejor para otra vez.

Cordialmente,
señora Gómez

Listen to La Colonna Musicale
-Watercolors and Water Music.

* Tomado de ewatercolors.com
Más información sobre John Pike:
askart.com
johnpikeartprod.com

Dear don Arístides,

Some time ago in a virtual auction I ran into this watercolor of the Salto Angel, apparently from the Sixties. Awesome, right? I hoped that you would agree with me that it should have been painted by someone very special. It was signed by some "John Pike" (see rubric), and without more data, I kept the picture in my files, hoping that I would show it to you some time...
Well, it happens that today a a second watercolor by this wonderful painter
has appeared, entitled "Guri Dam, Venezuela" and, what is best, it appeared with the review of the life of the until now unknown-to-me artist. It reads:

"John Pike (1911 - 1979) was born in Massachusetts and is perhaps one of the most prolific watercolorists of the 20th century. In 1933, at the age of 22, he went to Jamaica, W.I., where he spent the next 5 years painting murals, doing advertising for the rum industry, and designing stores, nightclubs, and theaters there.
He completed pilot training prior to WWII and served in the Psychological Warfare Branch and stationed in Egypt and Italy. After that duty, he was shipped to the Philippines where he transferred to the Combat Art Section, Corps of Engineers, as head of the unit given the job of recording U.S. occupation of Korea in 1945. Many of the paintings he produced during his time in the service are in the Historical Properties Section of the War Department and the permanent collection of the USAF Academy.
John Pike also did paintings, illustrations, and covers for Colliers, Life, Fortune, True, and Readers Digest; plus advertising paintings for Alcoa, Standard Oil, National Cash Register, Equitable Life Insurance, General Tire International, etc. He was a signature member of the National Academy of Design, Salmagundi Club, Allied Artist, American Watercolor Society, Society of Illustrators, Woodstock Artist Association, Southwest Watercolor Society (Honorary), Philadelphia Watercolor Club and Grand Central Galleries.
Pike received many achievement awards throughout his life, and was also selected as by the National Gallery of Art and NASA to be one of two official artists on the Apollo Moon Shot. He operated the John Pike Watercolor School in Woodstock, N.Y. from 1960-1979, where he attracted many professional artists from around the country.
This painting, along with many other Pike original paintings, hung in the corporate headquarters of General Tire Corporation – Akron, Ohio until the company was purchased by Continental Tire in 1987. Over the next few years, there was a ‘clean sweep’ of the original GTC executives and some were compensated with these paintings. General Tire had originally commissioned John Pike to create paintings for inclusion in their 1965 International calendar."


Then, I am afraid that -and this is the question I really wanted to pose you-: Wouldn´t John Pike also be the author of those great Gray Line posters that we both love so much, where the Avila mountain is painted unusually large, among fronds of banana leaves?
But I think that with these watercolors is enough for today. We better leave that delightful conversation for some other time.


Cordially yours,
señora Gómez

* Taken from ewatercolors.com
More information on John Pike:
askart.com
johnpikeartprod.com

jueves, 24 de junio de 2010

Tiempos viejos

(f. "Columna del viejo Hotel Miramar", 2008. Okty1. Tomada del sitio Web Flickr.com)

Apreciado don Arístides,

Observe usted las fotos. Al parecer, este tipo de capiteles cerrados, en forma de capullo de loto, provienen de la arquitectura egipcia. También los llaman "capiteles en capullo" o "capiteles bulbeiformes", o "lotiformes", aunque en el caso de los capiteles vegetales del Comedor del Hotel Miramar, suerte de palaciega veranda elevada sobre su piano nobile para mirar el mar, Alejandro Chataing, su arquitecto, no quisiera cerrar los pétreos bulbos del todo...

(f. "Miramar 3". 2000. Sandra Carillo K. Archivo Fundación de la Memoria Urbana).

Volviendo a contemplarlos a casi un siglo de haber sido erigidos (1925) en su magnífico sitial en la costa caraqueña, altos sobre sus albos tallos cilíndricos, unos lucen como un jardín plantado de Zinias troqueladas, mientras que entre las hojas de los otros -los más- asoman litorales rosaledas. Y es que en el Comedor del Miramar, donde una vez Gardel cantó, este bosque de tallos era comúnmente recubierto de hiedras trepadoras u otras hierbas tropicales rampantes, lo que da fe de que -como en el tango de Gardel- en los Tiempos viejos de la ciudad de Caracas los expertos en hotelería también eran expertos dans le gôut Art Nouveau.

Cordialmente,
señora Gómez

Listen to La Colonna Musicale
-Carlos Gardel. Tiempos viejos (Tango)

Dear don Arístides,

Observe the photographs. Apparently, this type of closed capitals in the shape of lotus buds, come from Egyptian Architecture. They are also called "Bud capitals" or "Bulb", or "Lotus capitals", though in the case of the vegetable capitals of the Hotel Miramar´s Dining room, a palatial veranda raised on its piano nobile to look at the sea, Alejandro Chataing, the architect, did not want to close the stony bulbs completely...

Coming back to look at them almost a century after the time when they were raised (1925) in their magnificent location on the Caracas coast, high on their white cylindrical stems, some shine as a garden of sculpted Zinnias, whereas the leaves of the others -the majority- depict coastal roses. In the Miramar´s Dining room, where once sang Gardel, this forest of stems commonly was covered with climbing ivies or other tropical rampant herbs, which gives faith that -as in Gardel's tango - in the Tiempos viejos of the city of Caracas, hotel experts were also experts dans le gôut Art Nouveau.

Cordially yours,
señora Gómez

domingo, 13 de junio de 2010

Carta Postal

"Hotel Miramar. Macuto, Venezuela", c. 1920s (f. La Margarita. J.M. Chirinos, Caracas - Archivo Fundación de la Memoria Urbana)

Apreciado don Arístides:

Miramar. Muchos grandes albergues y hoteles de playa de comienzos del siglo XX llevaron este nombre: en Málaga, en Barcelona, en La Habana, en Cannes... Esta bella carta postal que hoy le envío tuvo la virtud de ponerme a pensar de nuevo en el gran hotel de la costa caraqueña.

No era la ciudad balneario de Macuto una estación de veraneo naïf, don Arístides: las arquitecturas están más que bien puestas, y entre ellas, mejor que ninguna, el monumental Hotel Miramar. ¿Que por qué lo afirmo?

Fíjese usted: todo arranca en la playa, en la costa pedregosa con su porosa banda de Uveros. Luego, como en un oleaje de formas sucesivas que se replican mutuamente, nace el largo malecón, con su muro/banco continuo y sus escalinatas escondidas (una invención netamente caraqueña, huelga agregar; no lo hay similar en Trouville, ni en Coney Island, ni en San Sebastián, ni en Hougsgate, ni siquiera en el mismo Deauville, tan a menudo comparado con Macuto...) Acto seguido, la planche, la promenade, el imprescindible lungomare para el desfile elegante, y junto a éste la frondosa Avenida La Playa, discurriendo -como corresponde- sous les palmiers.

Hotel Miramar, c. 1920s (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana)

El ritmado muro norte del gran albergue, limitando el predio del jardín cultivado, y las escalinatas con sus amplios toldos de lona, son la antesala perfecta a un piano nobile tropical dotado de una soberbia colección de aperturas que hacen en su conjunto el más hermoso belvedere del mar Caribe: mi lido favorito, la apoteosis del balneario. Entonces, arrellanado, distendido en medio de esta lujuriosa veranda, instalado entre las columnas de capiteles florales, se ofrece, deliciosamente, cual gourmandise, el restaurante que mira al mar.

Bon appétit, ¡querido amigo!

señora Gómez

Listen to: La Colonna Musicale
-Isaac Albéniz. Sous le palmier

Dear don Arístides:

"Miramar". Many great lodges and beach hotels from the early twentieth-century in Malaga, Barcelona, Havana, in Cannes took this name... This beautiful postcard that I send you today had the virtue of bringing me back to think about the grand hotel of the Caraquenian coast.

The beach town of Macuto was not a naïf holiday resort, don Arístides: the architectures are more than well placed, and among them, better than none, the monumental Hotel Miramar. Why do I say so?

Take a look closer: everything starts at the beach, on the rocky coast with his porous band of Uvero trees. Then, like a tide of successive forms that mimic one another, comes the long jetty, with its continuous wall/bench and its hidden steps (a purely Caracas invention, needless to add, there is not anything similar in Trouville, or in Coney Island, or San Sebastian or in Hougsgate, not even in Deauville, so often compared to Macuto...) Then, la planche, the promenade, the essential lungomare for the elegant parade, and next to it the leafy Avenida La Playa, running -as it should- sous les palmiers.

The north wall of the great hotel, limiting the boundaries of the cultivated garden, and the stairs with their broad canvas marquees are the perfect prelude to a tropical piano nobile equipped with a superb collection of openings that create the most belvedere beautiful belvedere on the Caribbean Sea: my favorite lido, the beach town´s apotheosis.
Then, installed, relaxed in the middle of this lustful veranda, fitted among the floral capital columns, is deliciously offered, like a gourmandise, the restaurant that watches the sea.

Bon appétit, dear friend!


señora Gómez